viernes, 21 de septiembre de 2012

FIN DEL SUEÑO OLÍMPICO


La primera vez. Siempre se aprende de ella, de una manera o de otra. Hay una primera en todo: primera gamberrada, primer salario, primera borrachera... Hoy acontece mi primer despido, Despido con mayúsculas.
Aguantar la mirada a la arpía amargada de tu nueva jefa durante dos semanas iba a generar mucha, demasiada tensión acumulada. La sargenta únicamente te dará "sus" buenos días con un rápido giro de muñeca, contando los minutos que llegas tarde y usando un tono de voz que sobrepasa lo respetable (llegando puntual, ni lograrás hacerla levantar la cabeza de su escritorio). Contempla al personal como si de escoria se tratase, le queda demasiado grande el esbozo de una sonrisa. Ten el valor de enfrentarte a esa persona, ponerla en su sitio y eso te hará conservar la dignidad, que es lo que tiende a pisotearte ella a diario. Haz justicia y perderás el valor económico; pero te sentirás agusto, y eso es lo importante en la vida. ¡Tres hurras por ella!
Podría haber aguantado, haber callado y darla falsamente la razón. Pero mi valor como persona, mi entereza y yo, nos habríamos visto mermados.  Disminuido de cara al futuro, acobardado. Donde una puerta se cierra, otra se abre. No hay mal que por bien no venga. ¡Tres hurras por ella!
Así vamos, ganando experiencia y puliendo nuestros actos a través de choques emocionales con los demás. La mente estancada, el corazón hierve en vena y mi mentón se tambalea. Y esque, aguantar a un/a superior en el terreno profesional es correcto, pero nunca en lo personal.
Cueste lo que cueste, que nadie te haga sufrir por eso, no lo mereces.

1 comentario:

  1. Tras leerte una sola palabra lo resume AMEN y te lo dice una agnostica. Pero Amen por esas palabras, porque estoy de acuerdo con que cuando una puerta se cierra otra se abre y todo al final pasa por algo mejor. Muchisima suerte.

    PD: gracias por seguirme.
    PD2: me encanta tu modo de relatar, es prosa poética de alto standing

    ResponderEliminar